miércoles, 20 de octubre de 2010

Ordos 100, formas de ignorar la planeación urbana



Dicen los expertos que la planeación de una ciudad requiere entre diez y veinte años para poder satisfacer aspectos de interés común e integración social. Pero sabemos bien que ni aquí ni en China se cumple con esos requisitos al 100%.
Y es precisamente en China en donde se acaba de construir una mini ciudad al más puro estilo córrele que te alcanzo. El proyecto original sonaba interesante porque se le pidió a 100 arquitectos emergentes de todo el mundo que construyeran 100 casas en Ordos, Mongolia. Las casas debían ser construidas en un terreno de 1000 metros cuadrados y los despachos seleccionados debían entregar una primera versión del proyecto en... 100 días. Ahora que lo pienso, no veo qué puedan tener de interesante esas referencias al sistema binario.

Extravagancias de este tipo son las que le han dado mucha publicidad a Ordos 100 (¡qué otro nombre podría tener!), pero me llama la atención que todas las reseñas en blogs y sitios de arquitectura no hacen sino elogiar el proyecto sin dar más detalles de la forma como fue concebido. El hecho de que el famoso artista chino Ai Weiwei haya estado a cargo de la construcción del conjunto habitacional no es razón suficiente para que cumpla con el requisito básico de integración social.





¿Y por qué le pongo tantos peros a unas casas construidas al otro lado del mundo, en pleno desierto? Pues nada. Resulta que un buen amigo trabaja en uno de los 100 despachos que en 100 días tenía que presentar un proyecto de una casa en un terreno de 1000 metros. Me contó algunos detalles: ninguno de los despachos tenía idea de cómo serían las construcciones de los otros, por lo que no sabrían cuál era la mejor forma de que su construcción armonizara con su entorno. No se les proporcionó información suficiente sobre condiciones del suelo, clima, etc. Realmente tenían la presión de entregar algo en ¡100 días!

Les cuento esta historia larguísima sólo para que sirva como ejemplo de que la construcción y planeación de una ciudad no tiene por qué depender del antojo y extravagancias de algún chino millonario, quien por cierto ¡les pagó en efectivo a todos!, mediante entrega de portafolio lleno de billetes. China es un país que tiene el potencial para construir ciudades en medio de la nada en tiempo récord, pero el crecimiento de las ciudades debe ser planeado por diversos actores de la sociedad: equipos que estudien el impacto ambiental, los riesgos, la plusvalía de estos lugares, etc, no se trata de cumplir caprichos de los obsesionados con el sistema binario.




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